El viernes después de trabajar, y de cenar a las 7, me fui con L, A., otra Au Pair y un chico de la zona a un karaoke. Chulísimo, nada que ver con los típicos de España, Cada grupo tenía una habitación y pagabas por horas, no por canción, así puedes cantar todas las que te venga en gana. Lo malo es que era bastante caro (25$ la hora la sala pequeña, 28$ la grande) y que como un tercio de la población de la zona es asiática casi todas las canciones eran en chino/japones, así que tuvimos que sufrir para encontrar algunas en español aunque no tuvimos ningún problema en intentar cantar en inglés. Cuando nos íbamos del karaoke, el chico que nos acompañaba insistió en pagarlo todo (para que veáis como es la gente de aquí) pero nosotras no le dejamos y conseguimos que nos aceptara 10$ de cada una.Después de el karaoke (como yo iba super fea, con unos pelos de loca y sin arreglar) nos fuimos a Downtown Bellevue, a un centro comercial en el que por las noches los bares se convierten en pubs y la gente sale de fiesta por ahí. Incluso el salón de juegos se transforma y se convierte en una discoteca, puedes jugar a los bolos o darlo todo en la pista. Amazing. Eso sí, todo para mayores de 21, menos mal que los cumplí antes de venir. Ponían muy buena música, el ambiente era genial. Aunque había mucha policía y mucha vigilancia. Demasiada. Había momentos que me sentía como cuando era pequeña y me ponía a jugar con mis amigos y se quedaban los padres mirando. A eso de la 1:30 de la mañana decidimos volvernos, y a eso de las 2 ya estaba en casa. La primera vez que he trasnochado aquí.
El sábado era un día bastante esperado por mi parte, mas que nada por que era mi día para comprar toda la ropa que necesitaré en estos próximos días. Pero soy yo... así que lo primero que hice: me compré unos taconazos y unas sabrinitas (que con el frío y la lluvia de aquí me vienen, vamos, genial). Ya después pensé y me compré dos pares de medias, unos leggins, una camiseta arregladita, maquillaje, pintauñas y eso sí, una abrigo y una bufanda. Ah, y unas gafas de sol. Sí es que no puedo irme de compras el día después de irme de fiesta como una pordiosera. Así que cosas de abrigo y realmente esenciales no me compré.
Para por la noche, bueno a las 6, habia hecho planes con mi hostfamily, ya que me habían invitado a una fiesta en la casa de uno de sus compañeros de trabajo también camerunés, con el que se llevan muy bien. Por lo que me arreglé, con ropa que me había acabado de comprar, y nos fuimos a la fiesta. Y allí estaba yo, recién llegada de España, con mi ropita nueva, en una casa donde no conocía a nadie y casí no hablo el idioma. Pero bueno soy yo, así que cuando tenía la oportunidad me ponía a hablar de lo que fuera, de mi país, de mí impresión de américa, de mi nueva familia... ¡Esa soy yo! Ante los momentos incómodos, una sonrisa y a tirarse de cabeza que voy. Por su puesto lo pasé muy bien. Rezamos (aunque no soy muy partidaria de ello, pero me nombraron y todo en el rezo así que se agradece), hicieron un par de discursos sentimentales, en los que entendí mas bien poco y tocaron la guitarra. Una gran experiencia por mi parte, el empezar a convertirme en un miembro más de mi hostfamily. Una gran noche.
Por cierto, dato importante. En ese día mi comida fue: un té con tres galletas, para comer un frapuccino del Starbucks (como no) y para cenar dos cucharadas de arroz con un triste muslo de pollo y un poco de platano maduro. Si no adelgazo con lo que como últimamente no adelgazaré en al vida.
Y ahora ya estoy aquí. He cenado potato with beans and cheese con mi host family (oh yeah baby, que inglés mas fluido que tengo, me sale al escribir y todo) y ahora me propongo irme a dormir con todas las ganas del mundo, por que mi cuerpo no aguanta más y me espera una semana de rutina bastante movida.
Así que buenas noches y buena suerte.
Que la suerte esté siempre, siempre de vuestra parte (me estoy volviendo a leer los juegos del hambre).
Best wishes
N.
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